Sunday, February 24, 2008

Happy birthday to me


Todo sube en esta vida. Sube la gasolina, y a pesar de ello también suben los accidentes. Sube el aceite, pero también suben los kilos. Y suben los pisos, y suben las clases de conducir, y suben los cd's, y suben las horas de trabajo... Pero al fin y al cabo, oye, vamos tirando con ello, alguna cosa bajará algún día.


Pero hay algo que sube y no baja nunca.


Los años.


Y hoy lunes, añado otro más a la cuenta. Cumplo los mismos que tenía Manuel Hernández Méndez cuando se casó con aquella diva del bel canto (qué cabroncete el Manuel, por cierto)... no lo busquéis por la wikipedia, será inútil. Como ya solté en el blog de Corde, toca jornada de reflexión, de puesta al día de objetivos (o de limpieza de polvo de objetivos, más bien), y a ver si el año que viene puedo cumplir otro, tranquilamente. Y así, hasta que el cuerpo aguante.


Abrazos a todos, Norma, Corde, Madame, Davidik, Ani, La Mari, Lugh... y los más recientes también, habeis sido durante este año un importante refugio (ays, qué angustia pronunciar esa palabra, madre)...

Thursday, February 21, 2008

Turismo lunar



Ayer hubo, por fin, un poco de relax. Eso sí, a unas horas un poco intempestivas. A esas horas en que "los buenos" duermen como angelitos y "los malos" beben como demonios, siempre hay más tipologías, aunque claramente minoritarias.


Entre ellas, ayer estábamos nosotros. Tres frikis que ayer noche nos echamos al monte a la una de la mañana a ver el eclipse total de luna desde el observatorio del Monte Deva. Hasta casi las 4 estuvimos observando el proceso de ocultación lunar tirados junto al bosque, qué mono es el proceso ese, por cierto. Y luego, los tipos del observatorio, muy majos y muy sorprendidos de que hubiera gente por allí (y además con nuestras pintas), nos dieron una clase intensiva de astronomía y nos explicaron lo que hacían allí: nada. Están allí por afición, buscando cometas y pasándoselo pipa. De hecho estaban los dos al borde de la histeria porque había aparecido un quásar (¿eso no era un superhéroe de Marvel?) de no sé cuántos no sé qués, y en no sé dónde. Subimos a la cúpula, nos pusieron al telescopio (vaya trasto, madre, y debe ser de los pequeños) y a ver Saturno, con su anillaco, sus lunas; luego vimos una nebulosa planetaria, que para que nos entendamos, es como quedará el sol en unos 5.000.000.000 años de nada. A mí me parecía una rosquilla chunga y luminosa. Soy así de científico.


Y a las 6 de la mañana volvimos al coche (que estaba a otra media hora de paseo por el monte), y pa la cama. Así me ha ido hoy con el coche, que me ha caído una bronca de órdago por no estar atento. Ay amigo, con no quedarme sopa babeando el volante tenía bastante. El siguiente, para 2010, creo.

Tuesday, February 19, 2008

Me siento encasillado...



... lo cual me saca de mis casillas (que viva el chascarrillo). Desde mi más tierna infancia he tirado por el rollo musical, pero hasta la adolescencia no tuve mis primeros grupos. De rock, de heavy, caña en general, esas cosas que a mí me gustaban cuando era un chavalete. Cosas que en su día me divertían pero que, a día de hoy, me motivan bastante poco, porque oye, la gente cambia, qué sé yo.

Pero se ve que no se me daba del todo mal. Y todavía hace un ratito acabo de recibir una (¡otra!) llamada de un grupo de heavy metal buscando teclista. Con cierto nombre, y discos, y tal. ¡Y el tipo no entendía que yo no quería más metal, coñes!. Cada poco recibo ofertas de grupos, sea pa una cosa "u" pa otra. Y el 98% son del mismo palo. Y toy un poco harto, toda la vida aprendiendo a intentar tocar cosas distintas (aunque quizá por eso las toco como las toco), a intentar escuchar cosas distintas, a intentar valorar cosas distintas y ahora resulta que soy heavy y sólo puedo querer hacer heavy, cómo un heavy va a interesarse por alguna cosa que no sea heavy. No tiene sentido. Y sí, estoy en un grupo de heavy, a los cuales no quiero dejar colgaos precisamente ahora, pero que me motiva cero, y duraré lo que duraré.

¡Larga vida al reggaeton, cojones!

Monday, February 11, 2008

Volviendo a la vida

Acabo de llegar de hacer el examen de conducir, o eso me parece, porque son las 9 de la mañana y estoy vestido, lo que no tendría sentido si no tuviera que hacer algo importante. Y ya que en el calendario ponía "teórico conducir" para hoy, pues calculo que habré ido. Espero haber ido, vaya. Tendré que esperar, a ver si me llaman de la autoescuela a lo largo de la mañana.

No es que tenga la memoria tonta, es que los días que, sorpresivamente para mi organismo, me levanto de la cama horas antes de lo habitual, no recupero la consciencia hasta horas después, y funciono como un autómata. De hecho creo que voy a volver a la cama un ratito, antes de que me vuelva a colgar cual Windows y me quede en esta silla babeando y buscando con los ojos el universo más allá del monitor.

Norma, por dios, absuélvame de mi torpeza con el tango, no me perdonaría que tuviera Vd. que recibir más patadas... Sí, hablo de tango como baile argentino, no de tan-go como arcano arte marcial japonés, que también podría ser, dado el resultado.

Abrazos a todos y besos y abrazos a todas.

Friday, February 01, 2008

Diga 666...



Saqué el post-it del bolsillo de la chaqueta y lo volví a mirar, extrañado. No había duda, la dirección era la correcta, o al menos coincidía con aquel portal. La primera visión de la fachada le bajaría la moral a cualquier cuidadano común, y se la subiría a cualquier Indiana Jones: la piedra carcomida pedía socorro hacía mucho tiempo, esperando que alguien tuviera la compasión de retirar los hongos y la humedad que cubrían pilastras y frontones, de un pastiche pseudo-neoclásico de dudoso valor artístico, o de derribar el edificio hasta los cimientos de una vez y terminar con todo. Entre la mezcla orgánica de verde musgo, grises y negros de la pared, encima y a la derecha de la puerta, se adivinaban los restos de inscripción en una placa:


...ienda
...cional
...vivienda
...a está acogida
...s beneficios de la
ley de 15 de julio de 1954


¿1954? Antes de Cristo, diría yo. La puerta estaba abierta, y los escalones de mármol que me recibieron estaban gastados, hundidos, como si llevaran siglos con la cabeza agachada y los ojos cerrados, condenados desde el comienzo de los días a soportar millones de pasos sobre sus espaldas. Subí por ellos con el respeto que induce el paso del tiempo (aquel sitio no se había vuelto a tocar desde su construcción), y ni el sonido de mis pasos sobre el mármol reverberaba, cansado ya de rebotar por las paredes durante años.


PASE SIN LLAMAR

rezaba una placa furruñosa * en la puerta. Asombrosamente no estalló en chirridos infernales al empujarla.
El señor de bata blanca levantó la vista de sus papeles, por encima de las gafas, al verme pasar. No había ordenador por ningún sitio. De hecho, no había nada más que cuatro o cinco archivadores polvorientos, un montón de papeles sobre la mesa, una grapadora, un bote con bolígrafos y una caja de Gelocatil.

- Hola. Siéntate ahí. Enseguida estoy contigo.

La "sala de espera" era un habitáculo con sillas que parecían sacadas de alguna peluquería (que hubiera cerrado 30 años antes). En la mesa central, que no era más que un cubo de contrachapado, una sola revista: "Seguridad vial". No quise mirar la fecha, seguramente en ella hablarían de carretas y caballos. En esos pensamientos me hallaba cuando el lacónico Dr. Mengele volvió a hablar.


- Pasa por aquí.


Le seguí, obediente, hasta una sala con una mesa y una de esas sillas de peluquería antigua. Me senté y puse la chaqueta en las rodillas (del perchero colgaba un estetoscopio, como muerto). La sala era una mezcla de sala clínica y trastero. Más archivadores peleándose por no caer de las estanterías, de las que colgaban un par de batas; una camilla; un par de posters médicos (y otro de un oso pardo, de cuando había osos pardos) colocados para tapar enormes manchas de humedad en la pared... Mengele no me miraba mientras hablaba.


- ¿Eres epiléptico?

- Uh, no.

- ¿Has ido al psiquiatra?

- No, aún, je (Mengele no sonríe, conclusión: Cecil, cállate).

- ¿Tomas pastillas para dormir?

- No (NdA: no me hacen falta: véase post anterior).

- ¿Tienes la tensión alta?- No, que yo sepa.

- ¿Qué letra es esta? - apuntó con una vara al panel de óptica, tan viejo que me extrañó que el alfabeto que mostraba no fuera el griego clásico.

- La B.

- Ven por aquí.


Volví a seguirle a la zona de recepción. Se sentó, y firmó cuatro cosas. Levantó la vista por encima de las gafas otra vez. ¿Bebes? -preguntó. No más de lo razonable -contesté yo. Son 30 euros -sentenció. Solté el dinero en la mesa y me llevé el sobre con mis resultados, lo más rápido que la cordura me permitía.


Por fin había hecho el reconocimiento para el carnet de conducir.



-o-



Conclusión: cualquier gilipollez en esta vida puede resultar una aventurilla, según con qué ojos lo mires. Eso sí: todo es verídico y real. Un poco exagerao, puede...



* furruñosa: herrumbrosa. Es que aquí eso de "herrumbre" nunca se dice y me sonaba como el culete.



Abrazos, y perdón por el tostón. De vez en cuando me presta dar rienda suelta a mi torpe pluma... como es gratis...



Cecil