Tuesday, November 27, 2007

Sólo por joder



Ayer me llegó un paquete que llevaba unos días esperando desde Toledo. O mejor dicho, me tendría que haber llegado. Era un "Paquete Azul", de esos que te llevan a la puerta de tu casa (porque pagas para que lo hagan), que te hacen abrir al cartero en bata y con los pelos hechos un cristo, firmar cualquier papeleo que te pongan delante, (como si es tu sentencia de muerte) y darle las gracias al mensajero. Pero en este caso el mensajero no llegó. Sí, llamó al timbre, y en los 7-8 segundos que tardé en contestar, se las había arreglado para llamar a cualquier otro piso, consiguiendo que le abrieran la puerta, dejar en el buzón la notificación de llegada y salir zumbando con mi paquete. Conclusión, que esta tarde me tocó la caminata hasta correos a recoger el susodicho porque al haragán (por no decir en un blog público algo más bestia, como hijo la gran puta o algo así) del "paquetero" no le apeteció llamar al ascensor (si es que tengo hasta ascensor, hombre) y subir hasta el 5º, que no es para tanto, joder. Que no estás repartiendo pianos de cola, pedazo de mamón.

Y como pretendas presentar una queja formal lo llevas claro: aparte de la cara que te ponen, que parece que te vayan a escupir de un momento a otro, el responsable nunca está, sea quien sea. No es que haya ido más veces a quejarme; pero la señora atontada, que intentaba mantener a Morfeo a raya a base de café de máquina en ese momento, no sabía mentir. Se le notaba a leguas que me estaba hablando de un encargado fantasma. "Ehhhh.... noooo es quee.... no estáa ehhh? No sé cuándo vendrá". Maravilloso, Mambrú se fue a la guerra y yo ahí con cara de imbécil. No es que yo sea de quejarme, pero hay cosas que me tocan las narices, por lo gratuito. Pero está visto que ir a quejarse a una institución pública es una pérdida de tiempo mayor que intentar tocar tocar la Patética con los pies.

Al menos, tengo mi paquete. (Nota del autor: no saquen esta frase de su contexto, no me fastidien).

Wednesday, November 21, 2007

Hay una carta para ti...



Esta mañana he recibido una carta. Pero una carta de verdad, una epístola, vaya. No viene al caso quién la remite (no es ninguna damisela derritiéndose de amor, ni siquiera de calor), pero me ha sorprendido el hecho de que ese alguien se ha molestado en: sacar un folio de la impresora o de donde sea, sentarse en una mesa, escribir la carta tal, meterla en un sobre, pegarle un sello y salir a la calle a meterla en un buzón. Eso suponiendo que no tuviera también que ir a comprar sobres o sellos. Las otras opciones hubieran sido siempre más económicas, más cómodas, más rápidas. Mensajitos al móvil, el omnipresente e-mail... Y hay que tener en cuenta lo complicado que es, con la vida que llevamos, conseguir media hora de asueto para ponerte a escribir una carta a alguien. Una carta que además, no es que anuncie el fin del mundo ni una portentosa herencia ni nada similar, es más, el contenido es bastante aséptico.


Así que he decidido que voy a bajar en un ratito a tomarme una cerveza en honor de este amigo, que tantas molestias se ha tomado en que recibiera una carta a la antigua usanza. Y como me ha gustado el detalle (que tiene tanto algo de romanticista como de antitécnológico), el año que viene me propondré un pequeño reto. Avisaré a todos los colegas que sea menester de que durante un mes, andaré por ahí sin móvil. Sólo como símbolo, y por ver hasta qué punto es uno dependiente de ese invento de Satanás que (dicen) produce cánceres (lo único que te regalan sin avisarte con miles de mensajes promocionales) si lo usas para hablar y te corroe el gonadamen si lo guardas en el bolsillo. ¡Jesús!


Nada más, voy a por esa cerveza celebrativa y a pensar a ver, a quién le haría más ilusión recibir una carta de puño y letra para empezar por él. Besos a todos.



Wednesday, November 07, 2007

Apellidos

El primer asturiano en cruzar el Atlántico en solitario: Bill BASAGOITI
El primer asturiano en escalar el Everest: Jorge EGOCHEAGA

Pues qué bien. Yo también tengo apellido vasco, aunque sea el segundo...

¿Me resultará más fácil conquistar un sueño?