Monday, October 29, 2007

Como les refería...


... tengo un nuevo trabajo. Sólo estaré 15 días, un mes, quién sabe. No más. Pero es suficiente para dejar la espalda hecha un cromo. Además, siempre con el cuento de dejar de fumar cada poco, esta vez he caído en la cueva del dragón: el almacén de tabaco que suministra a Galicia, Asturias y León. Hay MUCHO tabaco.

Es un trabajo de lo más... enfermizo. Preparar promociones para que la gente enganchada se sienta un poquitín mejor al recibir, por ejemplo, un mechero de regalo por cada dos paquetes de cigarrillos. Qué irónicamente majete es Philip Morris, que se preocupa por nuestro bienestar regalándonos accesorios que nos ayuden a autodestruirnos. Y durante 7 horas con sus noches (?), sin variar los movimientos, las manos terminan por convertirse en apéndices de la gran máquina capitalista de las tabaqueras. Uno mismo se transforma en máquina. Yo, personalmente, ya no soy Cecil. En cuanto traspaso la puerta, soy 033042. Para los demandantes de promociones, me llamo 12855. Ni siquiera "12", como diminutivo cariñoso. El resto de trabajadores mueve los dedos a ritmo de samba, sumergidos en una competición a vida o muerte, a ver quién curra más rápido, para ser requerido de nuevo dentro de 6 meses, de nuevo para dejarse los nervios y los riñones entre cartones de rubio. Yo, por mi parte, 12855, soy como un 286 en una sala llena de Macintosh. Voy a mi ritmo, cercano al vals. Y aún así, en los primeros tres días pasaron por mis manos 5.346 cartones de tabaco. Uséase, 1.069.200 cigarrillos. Ya no echo cuentas.

Besos, y trabajen poco, o al menos a gusto.

Monday, October 22, 2007

Los protagonistas...


...de uno de los besos más famosos de la historia del cine (si no el que más) ya pueden hacer honor al título de aquel mítico flin (que decía uno en Vegadeo). Burt Lancaster en el 94, y Deborah Kerr hace unos días, se han pasado al bando de los que dejan de fumar definitivamente.


STTL.


De aquí a la eternidad, por fin.


"La mayoría de la gente parece pensar que soy el tipo de tío que se afeita con un soplete. Pero hoy día, soy un lector triste y empedernido." (B.L.)


"Soy casi como una de esas maravillosas vacas de Jersey. Tengo las mismas patéticas arrugas en la esquina de los ojos." (D.K.)

Friday, October 19, 2007

La carrera del siglo

Hoy es el día de Acción del Blog, en que más de 10.000 blogs en 20 idiomas se unen por una causa común, esta vez es el medio ambiente. Así que hoy toca hablar del medio ambiente.

El lugar referente del medio ambiente en el planeta es el Amazonas, que en gran parte pasa por Brasil. Y en Brasil hay un sitio que se llama Circuito de Interlagos, que es donde está el ambiente que en realidad interesa en este momento (nótese que "interesa" no es igual que "importa"). En este mismo momento, los perros pilotos están dándole cera al acelerador no sé a cuénto de qué, no entiendo nada de entrenamientos ni de poles ni de castañas.

Personalmente tengo ganas de que termine esta pantomima de la F-1, y de que se completen las páginas del periódico y el tiempo del telediario con cosas que valgan la pena. Estoy hasta las reales gónadas de Alonso y de sus "Papá quiere más a Lewis que a mí" y otras perretas, en gran parte amplificadas por los medios y asimiladas por una legión de talibanes deportivos capaces de aplaudirle y justificarle tras matar a hachazos a su familia; también hasta la coronilla (de las gónadas) de Hamilton y su "Fernando es la reencarnación de Satán", y de su legión respectiva de memos alienados y periódicos amarillos; de "La carrera del siglo", de escuderías mafiosas, y ante todo del bombo que se le da y la atención que se le presta.

Pero lo que más me ofende es que, por ser asturiano, se me presupone un seguidor acérrimo de Alonso, de los que apaga el móvil antes de las carreras y le da un beso a la imagen de la Santina mientras suda en frío y abre una cerveza delante de la tele, y murmura al cielo una oración de origen celta. ¡Pues no! Amo Asturias como cualquier otro (asturiano), y considero que el tipo este, que será muy bueno y lo que sea, no me representa. Simplemente coincidió que era de aquí, y gana carreras. Quizá sea por eso, Asturias no está precisamente bien y necesita alguien que gane algo, alguna vez, en algún sitio.

Si con la pasta incontable que tiene, algún día invierte en algo de lo que todos los asturianos podamos beneficiarnos y sentirnos orgullosos (y eso no incluye un circuito de karts), me tragaré mis palabras. Hasta entonces, que el "asturiano" siga viviendo en su casita de Suiza o de donde sea. Y sí, este es mi blog y digo lo que me viene en gana. El que no esté de acuerdo puede expresarlo igualmente.

PD: mi tono de cabreo viene de que hasta comiendo se pone en la tele unos entrenamientos de no sé qué movida a todo volumen. Y yo como en silencio, pero eso da igual. Mi madre mira a Alonso. No sabe lo que es una rueda, pero le da igual. Lo ve. Por pura inercia.

Thursday, October 11, 2007

No volveré a hacerlo


Perdonen que no sonría al verles entrar, pero tengo dentro de la cabeza 20 chinos tocando el tambor, o lo que es lo mismo, una resaca de órdago. Me cambiaría por Holofernes sin pensarlo, ahora mismo.

Se preguntarán qué hago yo, un jueves por la mañana, con estas trazas. Bien, pues antes de que me digan que les da exactamente lo mismo, lo voy a contar: tengo un colega (al menos ayer lo tenía, no sé si habrá sobrevivido) que, tras 5 años como bajista en una orquesta de pachanga, aguantando de todo, maldurmiendo, malcomiendo, maldiciendo y todo eso, cogió ayer el teléfono, llamó a su jefe y lo mandó todo a freir espárragos. Lo cual se convirtió automáticamente en motivo de albricias y jolgorio, y por supuesto de celebración al uso. Así que nos plantamos en su casa, dispuestos a escuchar viejas historias, durante lo que iba a ser un ratillo de relax y risas.

Por desgracia, había dos invitados con los que yo no contaba, en forma de botellas de güisqui...Y yo hacía mucho que no bebía más de unas cervezas. Así que sin darnos cuenta, vasico a vasico y chiste a chiste, nuestros movimientos empezaron a hacerse cada vez más torpes, nuestra vocalización más pobre, nuestros ojos empezaron a parecerse a los de una merluza con conjuntivitis -brillantemente rojos-, nuestras ideas se iban volviendo más simples y espesas, los cambios de postura en el sofá se hacían más inusuales... qué les voy a contar, imagino. El relevo que tenía que llegar a ayudarnos con el Jack Daniels (por lo menos era güisqui decente) llegó, pero, desobedeciendo una orden directa, no tocaron la botella. Así que, a no sé qué hora ya, después de esperar a que algún invitado decidiera que la pizza que había cenado no era digna de su ilustre aparato digestivo, nos largamos de allí como pudimos. En el camino a casa mis ojos luchaban entre ellos por la supremacía de la perspectiva... parece un infierno, ¿verdad? PUES NO. Nos lo pasamos como los indios, nos reímos como auténticos idiotas, contamos las mismas historias de siempre y escuchamos las mismas historias de siempre con cara de no haberlas oído nunca, y brindamos por ello sin pensar en la resaca. Y ese fue el error, porque hoy volveré a brindar, pero con un neobrufen 600. O quizá serían más convenientes 600 neobrufenes.

Espero que los demás hayan sobrevivido... Yo no volveré a hacerlo hasta la próxima vez.