Wednesday, November 21, 2007

Hay una carta para ti...



Esta mañana he recibido una carta. Pero una carta de verdad, una epístola, vaya. No viene al caso quién la remite (no es ninguna damisela derritiéndose de amor, ni siquiera de calor), pero me ha sorprendido el hecho de que ese alguien se ha molestado en: sacar un folio de la impresora o de donde sea, sentarse en una mesa, escribir la carta tal, meterla en un sobre, pegarle un sello y salir a la calle a meterla en un buzón. Eso suponiendo que no tuviera también que ir a comprar sobres o sellos. Las otras opciones hubieran sido siempre más económicas, más cómodas, más rápidas. Mensajitos al móvil, el omnipresente e-mail... Y hay que tener en cuenta lo complicado que es, con la vida que llevamos, conseguir media hora de asueto para ponerte a escribir una carta a alguien. Una carta que además, no es que anuncie el fin del mundo ni una portentosa herencia ni nada similar, es más, el contenido es bastante aséptico.


Así que he decidido que voy a bajar en un ratito a tomarme una cerveza en honor de este amigo, que tantas molestias se ha tomado en que recibiera una carta a la antigua usanza. Y como me ha gustado el detalle (que tiene tanto algo de romanticista como de antitécnológico), el año que viene me propondré un pequeño reto. Avisaré a todos los colegas que sea menester de que durante un mes, andaré por ahí sin móvil. Sólo como símbolo, y por ver hasta qué punto es uno dependiente de ese invento de Satanás que (dicen) produce cánceres (lo único que te regalan sin avisarte con miles de mensajes promocionales) si lo usas para hablar y te corroe el gonadamen si lo guardas en el bolsillo. ¡Jesús!


Nada más, voy a por esa cerveza celebrativa y a pensar a ver, a quién le haría más ilusión recibir una carta de puño y letra para empezar por él. Besos a todos.



12 comments:

Anonymous said...

Y digo yo, ¿no es un poco pronto para empezar a empinar? Y me contesto: no, en absoluto. Yo las únicas cartas que recibo son éso: recibos. ¡Porca miseria! ¡Celebre, celebre!

Anonymous said...

Odra ronda de cerrveza questoy scribiendo gartuques... jiji. Buena hora, tiene usted razón.
Yo ya no escribo cartas, ni recibo, claro (excepto ya saben ustedes cuales)... antes escribía, mucho, y recibía, muchas. Y algunas las guardo, no sé hasta cuando. Porque las cosas que se dicen se las lleva el aire, sin embargo cuando se escriben de puño y letra son como declaraciones juradas, de amor, de odio, de penas y alegrías...
Y además, al ser tan viejas ellas, tienen ya ese colorcillo amarillento, y restos, de café, quemaduras de cigarro, lágrimas, perfumes... qué emotivo...
Un besito gordito.
Muaaaaa

Anonymous said...

Tengo un amigo que decidió un buen día volver a escribir cartas a los amigos. Cartas escritas de su puño y letra como la que describes. Fue más allá y encargó un sello con cera para lacrarlas. Después, qué curioso, se propuso prescindir del móvil. Lo siguiente fue agenciarse una levita y una camisa blanca con puños de encaje, una chistera y unos zapatos con hebillón. Poco a poco mi amigo se fue convirtiendo en una especie de vampiro Lestat, su piel se volvió blanca como el papel de sus cartas y su voz un susurro cargado de requiebros y expresiones trasnochadas. Se me quedó en el S.XVIII mi amigo.

Sin embargo, es cierto, gracias a él el buzón sonríe de vez en cuando, aliviado momentáneamente de la indignidad apabullante de las ofertas del supermercado.

Cecil said...

Mmmmmm... zapatos de hebillón... tentador.

Anonymous said...

Imagino ese comentario con la voz de Homer :-D

Anonymous said...

Pues yo tuve que dejar de escribir cartas por no poder escribir con normalidad (brazo jodido forever). Siempre fui acérrima defensora de lo escrito a mano, y por eso tardé tanto en saber lo que era un ordenador... Siento mucha añoranza a veces, pero me duele menos el brazo y me gusta ser pragmática en lo que al dolor se refiere.

Anonymous said...

Qué detalle tan maravilloso. Yo, todos los años escribo christmas a un montón de familia y amigos. Me suelo sentar una tarde, con mi hijo, rondando el día 15 de diciembre y, listado en mano, rellenamos cada una de las tarjetas que previamente hemos comprado eligiéndolas cuidadosamente, dependiendo de para quien vayan dirigidas. Nos lleva unas cuantas horas, y bastantes cuartos, pero a mi, personalmente, me hace ilusión.
¡Qué pena que no sepa vuestras direcciones! (aunque a una que yo me sé no le haría nada de ilusión, con lo que odia las navidades)
Un besito fuerte, Cecil y si le apetece, pongasé esos zapatos de hebillón

Anonymous said...

Me mandas un hare christma de esos y por mucho cariño que te tenga, que te tengo, te lo meto por...

Anonymous said...

¿qué les decía?

Cecil said...

No, Madame, no me refiero a los inventos navideños, hablo del formato epístola standard. Folio, boli, sobre, sello y paciencia para no ir a correos a hacer revista pública de su inutilidad habitual.

Anonymous said...

Ya, ya... Si lo decía por Ani...

Davidik said...

Pues yo christmas escribo muchos. Todos los años mi abuela un buen día me ata a la silla, me planta un montón de sobres y chrismas, saca recortes de los remites de christmas recibidos hace muchos años, y bueno, antes me dictaba para cada uno, pero ahora ya los escribo yo solito, aunque muchas veces no conozca a los destinatarios.