
...la momia de la alcaldesa, el crápula barrigón del presidente y otras des-autoridades de la región, inauguraban muy oportunamente un nuevo tramo de la senda verde que se extiende por la costa este de Gijón. Y hoy, para bajar la comida (otra vez de régimen, por quéeee), me dio por ir a conocer la senda un poco, y tanto me dio, que me tragué los casi 12 kms. en poco menos de 2 horas, porque yendo solo camino a ritmo de samba -craso error-. Bien. Ya en la playa de la Ñora, una cocacola cuyo hielo ni se inmutó porque me la trasegué en un santiamén, y vuelta (no hay el transporte público que había). Después de tanta pateada bajo el sol, la sed y el cansancio empezó a hacer mella en mí y mis maltrechas patas, hasta que oh, albricias, una fuente, agua, aguaaaa. Aprieto el botón mágico.
No hay agua.
Otro par de kilómetros más allá aparece otra fuente junto a unos bancos de madera muy gonitos, pero con una pinta de incómodos del copón. Miro la rejilla del suelo. Tan seca que podría ser la entrada al infierno. Efectivamente.
Ni gota.
Defecando metafóricamente en todos los políticos que dijeron "Sí hombreee inaugurad eso, ahora que los cerezos están en flor y los delfines juegan en la orilla y el 26 hay elecciones, que ya lo terminaremos después con tranquilidad", primero en esos (los socialistos) y luego en todos los demás, fui entreteniendo la mente y la sed hasta llegar a la civilización (unos kilómetros después), donde pude fundirme de un trago un Aquarius con sabor a fruta (no digo qué fruta que no quiero hacer publicidad), que me permitió llegar a casa vivo, que no coleando, bastante tenía. Mi cara de muerte no sirvió para evitar el paseo a la perrina, aunque tampoco me quejé, que la perrina no tiene culpa de nada. Creo que la voy a votar a ella, qué buenina ye, la probe. Ducha y a la cama. Y hasta ahora.
La senda, muy guapa, pero sin terminar. Llevad agua vosotros.