
"Así.
El público se lo tragó todo sin respirar. Conteniendo el aire. Con los ojos clavados en el piano y la boca abierta, como perfectos imbéciles. Permanecieron así, en silencio, completamente embobados, incluso después de aquella criminal descarga final de acordes que parecía que tuviera cien manos, parecía que el piano fuera a estallar de un momento a otro. En aquel silencio descabellado, Novecento se levantó, cogió mi cigarrillo, se inclinó un poco hacia delante, por encima del teclado, y lo acerco a las cuerdas del piano.
Un ligero chisporroteo.
Lo sacó fuera, y estaba encendido.
Lo juro.
Bien encendido."
Alessandro Baricco, Novecento. La leyenda del pianista en el océano.
Hala, a estudiar otra vez.
8 comments:
Parece que la cosa está que arde...
Le echamos de menos... buaaaaaaa.
Un beso y ánimo!
¡vaya! por aquí Norma no se anda cagando en too, menos mal.
Siga con lo suyo, Cecil, que cada vez queda menos para las vacas.
Un montón de besitos
Me acuerdo perfectamente dónde estaba yo misma (con el mismo libro) cuando leí ese cachín precisamente.
Ya hace, pero me acuerdo porque me gustó.
besos, yo también estoy de exámenes... y en el trabajo sustituyendo a la secre (qué triste mi existencia) vale, ya se sabe, mal de muchos...
¿sustituyendo a la secre? pues traeme un cafetín... ;)
Qué casualidad, justo ahora estoy terminando de leer Oceano Mar, también de Barrico, y he encontrado en el libro más de un párrafo de los de "esto es de post"
... pues ya estás tardando, Davidik.
Corazóóóón, que ayer cuando me quise dar cuenta ya habías desaparecido... te diré que al llegar a casa tenía fiebre... ya me parecía a mi que andaba más apijotada de lo normal...
Un besin
Muaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
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