Thursday, October 11, 2007

No volveré a hacerlo


Perdonen que no sonría al verles entrar, pero tengo dentro de la cabeza 20 chinos tocando el tambor, o lo que es lo mismo, una resaca de órdago. Me cambiaría por Holofernes sin pensarlo, ahora mismo.

Se preguntarán qué hago yo, un jueves por la mañana, con estas trazas. Bien, pues antes de que me digan que les da exactamente lo mismo, lo voy a contar: tengo un colega (al menos ayer lo tenía, no sé si habrá sobrevivido) que, tras 5 años como bajista en una orquesta de pachanga, aguantando de todo, maldurmiendo, malcomiendo, maldiciendo y todo eso, cogió ayer el teléfono, llamó a su jefe y lo mandó todo a freir espárragos. Lo cual se convirtió automáticamente en motivo de albricias y jolgorio, y por supuesto de celebración al uso. Así que nos plantamos en su casa, dispuestos a escuchar viejas historias, durante lo que iba a ser un ratillo de relax y risas.

Por desgracia, había dos invitados con los que yo no contaba, en forma de botellas de güisqui...Y yo hacía mucho que no bebía más de unas cervezas. Así que sin darnos cuenta, vasico a vasico y chiste a chiste, nuestros movimientos empezaron a hacerse cada vez más torpes, nuestra vocalización más pobre, nuestros ojos empezaron a parecerse a los de una merluza con conjuntivitis -brillantemente rojos-, nuestras ideas se iban volviendo más simples y espesas, los cambios de postura en el sofá se hacían más inusuales... qué les voy a contar, imagino. El relevo que tenía que llegar a ayudarnos con el Jack Daniels (por lo menos era güisqui decente) llegó, pero, desobedeciendo una orden directa, no tocaron la botella. Así que, a no sé qué hora ya, después de esperar a que algún invitado decidiera que la pizza que había cenado no era digna de su ilustre aparato digestivo, nos largamos de allí como pudimos. En el camino a casa mis ojos luchaban entre ellos por la supremacía de la perspectiva... parece un infierno, ¿verdad? PUES NO. Nos lo pasamos como los indios, nos reímos como auténticos idiotas, contamos las mismas historias de siempre y escuchamos las mismas historias de siempre con cara de no haberlas oído nunca, y brindamos por ello sin pensar en la resaca. Y ese fue el error, porque hoy volveré a brindar, pero con un neobrufen 600. O quizá serían más convenientes 600 neobrufenes.

Espero que los demás hayan sobrevivido... Yo no volveré a hacerlo hasta la próxima vez.

9 comments:

Anonymous said...

Más allá del efecto camarote, las náuseas, la inestabilidad y el desprecio a uno mismo, existe un estado absolutamente horroroso en la resaca. A mi me ocurre muy a menudo (cuando me embriago quiero decir) y siento escalofríos al recordarlo.

Es el “momento popper” de las 12 de la mañana del día siguiente: de repente un calor extremo en forma de vapor húmedo sube cual relámpago al cerebro abrasando nuronas y pituitaria. Sudas, los ojos se inyectan en sangre, la boca recuerda los venenos ingeridos la noche de autos (por qué se llamará asi?) y fundamentalmente deseas abrir de golpe la puerta del WC y adorar profunda y apasionadamente la taza durante horas.

Amigo Cecil, qué mal se pasa!!

Cecil said...

Eso me pasaba de chavalete con el calimocho de guerrilla que vendían (sí, sí, ¡pagábamos por él!) en esta ciudad.

Ahora bebo poco y procuro que lo que bebo haya pasado ciertos controles de calidad antes de embotellarse. Lo cual se traduce en dolor de cabeza y cansancio general, pero no es como en los viejos tiempos. Más de un domingo me arrastré por toda la casa buscando una triste bala que llevarme a la boca, para acabar con aquella agonía. Buf. Y el fin de semana siguiente repetíamos, hala, venga...

Sí, yo también fui joven. (Snif)

Anonymous said...

Por no hablar del efecto vampiro: subir la persiana y que el sol de otoño te envíe directamente al Averno. Nunca, nunca se piensa en el mañana porque el mañana no existe...hasta que llega. Y luego el: nunca mais, y más tarde el: vale, bajo, pero solo me bebo una. Solidarizome con usted. Hoy siento algo parecido, pero es que llegué de Fachadolid a las cinco de la mañana, y aunque no es propiamente una resaca quiérome de morir.

Anonymous said...

¡Qué tiempos aquellos!Yo que por motivos de salud ya no puedo ingerir ese tipo de sustancias, a veces las echo de menos.
Echo de menos el llevar tal cocido que el dolor no hace mella en tu persona (hasta el día siguiente). Eso me hacía sentir viva durante unas horas aunque luego pase lo que dice Madamme, que al día siguiente el infierno te visita más de lo que querrías. Los pedos psicológicos no son lo mismo. Porque aunque digas tonterías, no navegas en una nube y eso se nota.
Mi nombre es X y soy alcohólica. Hace dos años y 14 días que no bebo...

Anonymous said...

Aysss..., si es que os lo tengo dicho (ya está la madre dando por saco). Yo he vivido noches de esas entre amigos, que son dignas de recordar, hemos reido, hemos bailado, hemos desbarrado hasta el amanecer y hasta hemos llorado en algunos momentos de la noche, pero nunca recuerdo haber bebido más de una o dos copas, y al día siguiente estaba matada, igual. Hace años que apenas bebo, un poco de vino en alguna comida especial y poco más. Sí, quizás sea rara, lo sé. Ah, cuando estás con resaca, lo mejor del mundo es tomarse un Alka Selser, te arregla la cabeza y el estómago de golpe. Probadlo.
Por cierto, ¿el Jack Daniels no es bourbon?

Cecil said...

Uf... la eterna discusión. El Jack Daniels ¿es whisky? Sí... ¿Es bourbon? También. Básicamente, podría decirse que el bourbon es el whisky que se hace en los USA. Varía, sobre todo, en que se destila cierto porcentaje de maíz, cosa que no se hace en Europa; Pero vaya, que al final viene a ser lo mismo.

El vodka puede ser de centeno, o de patata, o trigo, o melaza... y sigue siendo vodka. Como el orujo. Pero ya sabemos cómo son los yankees, que tienen que poner un nombre a todo.

Así que sí, es bourbon.

Anonymous said...

Tú chanas

Cecil said...

Qué va. Pero entre la wikipedia y cuatro cosas más, se hace aquí uno el Sánchez Dragó en un momento.

Anonymous said...

¡Jajajaja!, me ha quedado claro, Cecil. Gracias. Sánchez Dragó es un pedante, no quiera usted parecerse a él, por Diossss...