Tuesday, June 10, 2008

Crónicas de Cuba (II)



Los primeros días en la isla se reducen a estar en casa tirados (aire acondicionado, gracias al cielo), o en el porche, dándole a la Bucanero y al ron, y viendo asomarse de vez en cuando la cabeza inquietante de la casera. ¿Y por qué hacerse miles de kilómetros para estar tirados en casa? Fácil. Porque nuestra anfitriona cubana (que se agenció la potestad de la furgo de alquiler) se comprometió a llevarnos de visita por La Habana a los sitios más chulos. Pro: qué detalle por su parte. Contra: es cubana. Y eso implica que si quedaba en venir a buscarnos a las 10 de la mañana, podía aparecer tranquilamente a la una o las dos de la tarde, con la consiguiente hinchazón de pelotas por nuestra parte (y la consiguiente semi-borrachera, de esperar cerveza en mano).




La primera sensación al salir al mundo fue pensar para qué coño me saqué el carnet de conducir. Allí la gente va como quiere o como puede, no hay líneas en la carretera, no existe la ITV (mientras el coche ande, es legal), la gente pita sin sentido (sí, cada 20 segundos alguien va y pita, y no quieras buscarle motivo), hay carreras nocturnas ilegales por el Malecón (ilegales pero la policía también apuesta)... Como en un pueblo, pero un pueblo de 3.000.000 de personas.




La segunda, los cubanos son lentos. Y les da igual. Como todos los negocios, hasta el más humilde, pertenecen al estado, se la trae al fresco el tratar bien a la clientela o no, porque van a ganar siempre lo mismo (poco). Así que pedir una Tropicola o una Bucanero puede demorarse de los 10 minutos a la media hora. Y si pretendes comer por ahí, planea dejar toda la tarde. En muchos sitios hay 41 camareros y un solo fogón para cocinar... sólo queda tener paciencia. Una vez con el Popular o el Hollywood en el bolsillo y el Granma debajo del brazo, empiezas a hacerte al país.




También tuvimos nuestro primer contacto con las playas caribeñas. Chiringuitos, palmeras, apartheid guiris-nativos, piña colada, y en general unas playas muy bonitas y hechas una mierda. Obviamente no ven esas playas con la perspectiva exótico-caribeña que tenemos nosotros, así que no les importa tenerlas llenas de basura. Primer contacto también con el típico trío de canción popular que va a sacarte los cuartos. Qué graciosos al principio. Qué ganas de matar al final, cuando tienes el puto "Son de la loma" metido hasta el alma.




Los primeros días fueron una toma de contacto, una pequeña preparación para lo que sería el plato fuerte del viaje: Remedios. Pero eso será en el próximo post...






4 comments:

Ani said...

Hola Cecil, ¿qué tal todo?
Sí, supongo que una cosa es como nos imaginamos Cuba, otra, lo que nos encontramos a la llegada, y otra, seguro que muy distinta, lo que pensamos de ella después de estar allí unos días y conocerla un poquito.
Espero los siguientes relatos.
Un abrazo fuerte

Cecil said...

Seguro. No te preocupes, Ani, siempre doy a la redacción ese toquecillo cabrón que tanto me gusta. Le da un poco de vidilla a la hora de leerlo, por si a alguien no le interesa.

Las cosas sólo son de una manera, pero hay tantas maneras de verlas como seres en el cosmos, y en ningún momento, voto a bríos, quiera yo quitarte las ganas de saltar el charco. Muy al contrario, es una experiencia que no hay que perderse.

Pero cuidao, Cuba está cambiando muy rápido y es el momento para ir. Quizá en unos años no se parezca en nada a lo que es hoy.

A corderetas con mi alma: "Corde" said...

Ja,ja,ja. Qué bueno! La, verdad, es lo que me esperaba. Y es que es todo tan parecido a Guinea, que asusta. Esa lentitud, ese "sí,claro, ahora voy" y tardan 10 meses... Con unas culturas tan distintas (en teoría) y son clavados. La dominación española, luego la yanqui (en Guinea está solapada, pero el petróleo manda) y luego el resto...
Quiero más historias de Cuba... Remedios... ¡Guau!

Anonymous said...

Dios!! me muero de ganas de que llegues al capítulo de Remedios... bufff.
Besitos!!