Monday, May 23, 2011

Habemus presidente

Fui el primero en llegar. Me recibió un señor excesivamente excesivo: excesiva gomina, excesivo brillo en los zapatos, excesivos planchados en el traje y excesiva amabilidad; se identificó como el jefe de prensa y se me pegó como si fuera un mayordomo magnético y mi culo fuera de hierro, a pesar de recalcarle que yo era auxiliar de sonido de la autonómica y que mi rango de autoridad estaba justo encima del de las ratas. Cuando me hubo enseñado hasta las vistas desde la ventana ("algún día, hijo mío, todo esto será nuestro"), el hombre excesivo se largó y me dejó solo allí, con todo el atrezzo electoral del partido. Creo que ese fue el primero de muchos escalofríos.

Podría ponerme a contar ahora las movidas técnicas que tuvimos con la RDSI por culpa del SAI de la DSNG, pero no tiene gracia ni aunque se la busque y además, cuantas menos siglas tenga que utilizar estos días mejor que mejor.

Nada más empezar los escrutinios el salón empezó poco a poco a llenarse de gente excesiva, como el tipo que me había recibido. Excesiva colonia, excesivos bigotes, excesivos modelitos con tacón, ¡excesiva edad algunos! Todos se daban palmaditas excesivas y sonreían con exceso; y abusaban del pinchoteo sin pudor ninguno. Hasta que el salón estuvo lleno de ejemplos, o mejor, de ejemplares modélicos de la derecha más rancia. Cada diputado conseguido se celebraba con insultos y vítores, cada vez más salvajes unos y otros, hasta alcanzar grados de faltosismo difícilmente mensurables con tecnología humana.

Siempre creí que un partido político ideal debería agachar la cabeza gravemente al ganar unos comicios, pensando seriamente en la importancia de haber sido el depositario de la confianza de tantas personas, y en cómo afrontar tal responsabilidad. Vamos, que la jornada de reflexión debería ser el día después, para ellos. O que al menos lo pareciera, carajo. Sin embargo, al término del recuento aquello parecía una orgía de monos aulladores sodomitas. Un tipo me abrazó sin mirar farfullando algo de "Ganamos, a tomar por culo, que se jodan" o similar (evidentemente no había visto mi chapita ni por supuesto mi cara), otros bailaban y bebían y cantaban. Como si los 4 años de legislatura no existieran, como si todo hubiera terminado ayer, en lugar de comenzar. Ese fue el momento en que tuve la sensación de que podía levitar 5 cms sobre el suelo, entrar en un éxtasis divino y ponerme a dar hostias del tamaño de universos. Como no lo conseguí, me metí debajo de la mesa de los pinchos, en posición fetal, a balancearme con la mirada perdida mientras todo terminaba, pensando que en todas las sedes de todos los partidos la historia habría sido lamentablemente similar.

Nadie mencionó en ningún momento las movilizaciones ciudadanas en todo el país.

Quiero pensar que no van a terminar.

Quiero pensar que lo único que ganaron ayer es la posibilidad de empezar a perder.

Quiero pensar.

Y que me dejen hacerlo.

7 comments:

Cecil said...

Si alguien quiere leer algo realmente bien escrito y realmente bonito sobre lo que está ocurriendo en estos días, no debería estar aquí. Debería estar leyendo a Jenny Jirones en www.mundoiconoclasta.blogspot.com

Norma said...

Cecilio querido... qué alegría leerte de nuevo a pesar de tan terrorífico relato...
Besos mil.

A corderetas con mi alma: "Corde" said...

JOé, ¡es como una peli de terror!

Yo ayer también insulté, sí, pero a la tele, que yo no tengo que dar la cara porque gracias a dios no doy nadie. Claro que en política prefiero ser una hormiguita de las que están en las plazas antes que ser un "gigante" con manos de cerdo.

Gracias por contarlo... Aunque se pueda suponer, está claro que es mejor confirmarlo.

¡Cómo echo de menos a ese cantautor que los mandó a todos "a la mierda"!

En fin... Thanks por tu vuelta, querido.

Besicos maños.

HDC said...

Hace unos tres meses me vi obligado a emigrar de mi occidente asturiano del alma a Ceuta por cuestiones laborales, con la idea de pasarme aquí un añito o, a lo sumo, dos. El domingo viendo los resultados de las elecciones comprendí que estoy condenado al exilio. Resulta aterrador la facilidad con la que se pisotea la historia a base de olvido. Parece mentira, pero resulta que ahora la solución a la crisis son precisamente los colores que la provocaron...siento vergüenza. La próxima vez que un obrero de derechas tenga la mala suerte de expresar sus opiniones delante mía, ni mi habitual prudencia me impedirá decirle a la cara las cuatro cosas que pienso de él. Lo siento, ya no nos podemos permitir el lujo de ser educados.

Anonymous said...

Lo que me sigue sin entrar en la cabeza es cómo la gente no ha tenido pesadillas como su realidad, querido Cecil... Yo me lo imaginaba tal cual lo ha contado porque me he anticipado tantas veces a mis pesadillas... Qué ajco de mundo, rediós!!!

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Pos sí, estoy muy inglystr!!!!

M

Cecil said...

Seguís todos ahí 2 años después, qué sensaçao! Y con gente nueva. Bienvenido, HDC. Espero que todo vaya bien por ahí abajo. Allí nadie se queja?

HDC said...

Aquí no se quejan demasiado. Como es un puerto de mucha importancia estratégica, los ceban a subvenciones por absolutamente todo. No tienen apenas paro y la calidad de vida es muy buena. Gobierna el PP con un alcalde, Juan Vivas, muy querido por todo el mundo, es una especie de Gallardón moruno. Eso si, me doy cuenta de que el estereotipo aquí se cumple: como encuentren al tío que inventó el trabajo lo desmiembran en plaza pública.