Monday, July 31, 2006

Pérdidas


Y qué se me ha perdido a mí en Líbano, os preguntaréis.

Fácil.

Perdí la dignidad. La esperanza. El poco orgullo que me quedaba de pertenecer a la maldita especie humana. El alma se me cayó a los pies viendo esta imagen, pero la recogí con las firmes manos de la rabia.

Hoy los ríos de Manrique son de sangre. Lasciate ogne speranza...

Qué mala hostia, madre. Perdón si os la pego.

5 comments:

Anonymous said...

Cuanta razón, querido Cecil... cuánto dolor... qué pena tan grande.

Un beso

Anonymous said...

Israel-EEUU haciendo, una vez más, de las suyas. Hay gente que debería vivir encerrada...

Anonymous said...

Cómo no perder la esperanza...

Cecil said...

Es una guerra de religión, claramente.

La religión de la pasta gansa.

Dios baila a ritmo de dólar.

Anonymous said...

Yo, en estos casos, me acuerdo de Bretch, y de que cuando vengan a por nosotros ya va a ser demasiado tarde. Cada niño, cada civil, nos representan, así que nos están matando un poquito cada día y eso duele, vaya si duele. ¿Cómo mantener la pequeña parcela de uno mismo lejos de tanta barbarie? Yo es que no sé si quiero mantenerla lejos o zambullirme de lleno, pero volvemos a la cobardía de todos los días... Por lo menos, antes, los caciques se acercaban a los campos de batalla. Ahora lo ven por televisión...