
Hoy es uno de esos días en que no hay nada mejor que sentarse en la mecedora enfrente de la chimenea, con una manta de franela en las piernas, un buen libro en las manos y el gatito en el regazo. Lamentablemente no tengo mecedora, ni chimenea, ni manta de franela, ni gatito -si subiera a mi perra al regazo probablemente me quedaría sin regazo instantáneamente-. Y los libros necesitan su ambiente.
Aunque tampoco tengo tiempo para libros, tengo uno aparcado en doble fila para cuando termine los exámenes, y paralelamente tengo que presentar al Principado el proyecto del disco con poemas de David González... y para presentarlo tengo que hacerlo primero, así que no sé a qué espero. Bueno, sí, necesito un montón de datos que pediré mañana a los potenciales colaboradores mientras destrozamos los éxitos de Antonio Vega. Éxitos que, por cierto y para variar, todavía no he mirao, siempre igual... si es que soy un desastre, ya lo decía mi madre (y lo dice, y lo dirá).
¿Estará nevada la ciudad de Norma (que no es la misma que la mía)? Aquí ver nevar es bastante inusual, y no es que haga calor precisamente... Llevaré los crampones en la mochila pa escalar Martínez Vigil sin despeñarme. Menos mal que ta abajo la Cruz Roja.
Voy a dejaros, que me espera la etnomusicología (¿la qué?).
Abracetes.