
El pequeño Luisito lleva 5 años estudiando y jugando con los mismos amigos en el cole. Pero Luisito no ha dado el estirón: con 13 años mide apenas 1,10. El claustro de profesores decide entonces que Luisito debe ser separado de sus colegas de siempre para juntarlo con los parvulitos, ya que es más parecido a ellos.
El pequeño Plutón lleva 75 años en el sistema solar. Pero tampoco ha dado el estirón y los "jefes del espacio" le han sacado de su pandilla para unirlo a 2 nuevos amigos con más bien poco glamour: un asteroide, Ceres, y un trozo de materia helada, 2003 UB313, que además por el nombre debe ser de fuera. Del cosmos del este. Supongo que Caronte y las demás lunas que tenía aprovecharán para escupirle y echarle en cara tanto tiempo de tiranía que se viene abajo. Y todo porque su órbita se cruza con la de Neptuno cada vez que Stevie Wonder se compra una novela de vaqueros.
Qué será ahora de la canción de Enrique y Ana, qué dirá su papá (Plutón, dios del inframundo), qué pensaría el gato negro de E.A. Poe (de seguir vivo), qué pasará con los astrólogos, que tienen que retirarlo de las consideraciones zodiacales... Bueno, realmente me importa tres cojones (¡halaaa!) lo que les pase a los astrólogos. El caso es que ahora, cuando mire por la ventana y vea a Plutón (ejem) ya nada será lo mismo. Ahora es una esfera celeste condenada al ostracismo, y lo que es peor, a ser descartado sistemáticamente por la mente y la pluma de los poetas.
Adieu, Plutón. Siempre nos quedará París.